Es verano y estas sólo en tu casa, te dispones a fregar los pocos platos que has ensuciado cunado la hija de tu vecino pasa por el patio común. Ella está frustrada por que está noche a pesar de estar divina, no ha conseguido que nadie se fije en ella. Su decepción es tal que tras verse desolada y ver tu reacción natural al pasar por delante tuyo, se ofrece de una manera sugerente. Tu actitud no puede se otra que la de una sonrisa, una mirada de ardiente deseo y dirigirte con decisión a abrir la puerta de la cocina que da al patio. Ella sin preguntar nada, sin dirigirte una palabra se gira de espaldas a ti apretando sus nalgas en tu polla y dirigiendo tus manos a sus senos. Ya no hay marcha atrás ella a notado tu erección sacudiendo en sus puertas a la intimidad. Tras desabrochar su vestido, bajando su larga cremallera, te dispones a frotar tu palpitante polla en su culo desnudo mientras aprietas firmemente su senos. Ella tras gemir plácidamente, se da la vuelta y se pone de rodillas. Tras sacar tu polla de los pantalones se la mete gustosamente en su boca. La felación es de las que recordarás toda la vida, mientras echa su cabeza hacia adelante y hacia atrás mientras aprieta tus muslos, ella te mira directamente a los ojos para comprender cuando es el momento de cesar y empezar a cabalgarte
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